En esta ocasión, vengo a traeros un ejército no mío ni de mi hermano. Ni siquiera uno que hayamos pintado por encargo. En esta ocasión os traigo un ejército de mi socio Luife. Es uno que ha pintado recientemente (bueno, aún le faltan algunas cosas) animado precisamente por vernos a mi hermano y a mi pintar ejércitos Oldhammer. Pero bueno, lo mejor es que el mismo os lo cuente.
Un buen día, mientras tomábamos unas
hamburguesas cuyo tamaño superaría al de ciertos bicharracos sobre
los que los Ogros suelen cabalgar, Víctor me ofreció uno de sus
ejércitos del Caos que vendía por razones familiares (esto es, su
mujer le obligaba a desalojar espacio en su casa so pena de
destierro). Lo cierto es que tenía bastantes miniaturas que siempre
me habían gustado y nunca tuve el gusto de pintar, de modo que ¿Por
qué no? Acepte el trato no sin antes agradecer el increíble precio
al que me lo vendía. Víctor es así: todo corazón. Siempre he sido un
fanático de Nurgle, así que el destino de este ejército estaba
realmente claro. Ya fantaseaba con pústulas, tentáculos y
putrefacción. Desconocía que el Caos tenía otros designios para
mí.
Semanas después de comprar el
ejército, mientras montaba algunas unidades, me preguntaba qué tipo
de verde utilizaría para pintar a los Guerreros del Caos. Fue
entonces cuando pensé ¿cómo es posible que un ejército del Caos
esté destinado a una deidad que yo elijo libremente? ¿Es eso
realmente caótico? ¿Acaso un simple mortal puede elegir a qué
deidad del Caos venerar sin que ella lo elija antes a él? Reconozco
que me fastidiaría mucho tener que pintar un ejército de Slaanesh.
Tanto color morado, piercings en los pezones y medias de liga de
latex me resultaban excesivamente sospechosos, y yo quería conservar
mi inquebrantable identidad sexual. No obstante, resolví que había
de ser valiente y arrojado y entregarme a las manos del Caos
aceptando sus planes, fueran cuales fueran. Victor y yo quedamos para
tomar un café e hicimos una improvisada tabla con resultados para
una tirada de dados. Tachamos al dios Khorne porque en aquel momento
él acababa de subir al blog un ejército de este dios pintado por su hermano, y sería algo redundante volver a
pintar otro. Khorne ya lo había escogido a él (aunque en realidad
me poseyó a mí también en mi etapa adolescente, en la que solía
decapitar miniaturas, pero eso es otra historia). Solo tres dioses me
quedaban para debatirse mi alma y apoderarse de ella. Tiramos los
dados y….
¡¡¡TZEEENTCH!!!
Cuando el dado cayó en la mesa, una
manada de pájaros inició violentamente su vuelo en la calle, una
taza de café se derramó en una mesa próxima a la nuestra, un señor
sufrió un paro cardíaco en el retrete, un gitano ganó la lotería y
a Víctor y a mí nos dio un TIC idéntico en el ojo derecho que duro
33 minutos exactamente. Tzeentch había hablado, y ambos notamos su
presencia en aquellos instantes….
Bien, tal vez un chico que ha estudiado
filosofía y se complace con las aventuras de un mago llamado
Rincewind tampoco sea un mal discípulo de Tzeentch después de todo.
Los dados había hablado y El Que Cambia Las Cosas me había apartado para su
rebaño. Solo restaba comprar botes de azules a mansalva y empezar a
pintar la grotesca obra que esperaba en mi escritorio.
No quería un ejército de Tzeentch
“típico”. He visto ejércitos por Internet muy bien pintados,
pero excesivamente uniformes para mi gusto. Tzeentch no puede tolerar
que en su ejército, dos Guerreros sean exactamente iguales. Sus
tropas han de cambiar de color (y tal vez de forma y extremidades)
durante el transcurso de una batalla. Además, renunciar a la
uniformidad me acercaba a ese dulce y añorado pasado
oldhammerísitico, donde las miniaturas eran más chillonas, el rojo
se usaba sin complejos y era polivalente, y aun se vendían pinturas
metálicas moradas y verdes. Mi ejército habría de ser un torrente
incontrolado de colores, y así lo hice: experimenté y probé a
pintar Guerreros del Caos con dos (o más) colores fundidos, utilicé
mutaciones para los Barbaros del Caos a Caballo, pinté escudos con
rostros grotescos (recurso muy del gusto de cualquier Oldhammeriano que
se precie), combiné metales reales con Non Metallic Metal e incluso
me atreví a pintar un Ogro del Caos de color azul. Sobre todo,
recurrí a una medida IMPRESCINDIBLE para todo fanático Oldhammer:
PINTAR TUS PROPIOS ESTANDARTES EN PAPEL. El resultado podéis verlo
en estas páginas.
Oldhamerismo puro en el estandarte. |
Toma tatuajes pintados a mano. |
¿A alguno le suena de algo la estatua en la que están subidos estos dos impresentables? |
El general del ejército. |
He de comentar que algunas miniaturas
son antiguas, pero otras como ciertos Guerreros del Caos y los Bárbaros del Caos a caballo son relativamente recientes. Incluso
compré algunas cosillas de Otherworld Miniatures o The Russian
Alternative. Aun así, uno puede conseguir un toque Oldhammer
pintando con ciertos patrones, tales como el utilizar rojos intensos,
aplicar colores chillones y hacer que dos miniaturas nunca sean
iguales aun cuando vayan en el mismo regimiento. Siempre he pensado
que el estilo antiguo de pintado Citadel era mucho más parecido al
estilo “Foundry” o histórico que al actual de Games Workshop.
Pintar este ejército ha sido una labor ardua y titánica, pero al
final he quedado satisfecho y Tzeentch ha enviado a uno de sus
heraldos para felicitarme. Aun queda por terminar una unidad de
Caballeros del Caos, poner los escudos a los bárbaros a pie, y algunas cositas más que estoy esculpiendo,
pero el núcleo principal ya está listo para la batalla.
Si tenéis en vuestras estanterías
miniaturas con cierto “abolengo” que se aburren de comer polvo a
diario, no lo penséis más, comprad varios botes de rojo, verdes
intensos, azules “mágicos” y morados, y comenzad a darle al
pincel y a pintar vuestros propios estandartes en papel (¿Qué es
eso de estandartes de plástico? ¿Quién puede sucumbir a semejante
herejía?). Hoy día tenemos la suerte de tener productos que harían
que el ejército peor pintado de la actualidad pudiera competir
cualitativamente con un ejército estándar de “aquellos tiempos”.
Solo hay que tener muchas ganas y dominar 2 o 3 técnicas básicas.
El resto ya lo dispondrá Sigmar……..o EL CAOS.
Bueno ¿es o no es una pasada de ejército? En cuanto Luife termine lo poco que le falta, promete echarle una foto de familia a todo el ejército. Esto seguro de que si los ejércitos de mi hermano y míos, os han gustado, este os encantará a todos. Como siempre, esperamos vuestros comentarios.